Constantemente nos preguntamos: ¿Lo hago o no lo hago? ¿Podré o no podré con todo? ¿Por qué lo haré y por qué no? Pero pocas veces nos cuestionamos qué cosas necesitamos hacer para atrevernos, para llevar a cabo, para realizar y materializar aquello que siempre hemos soñado.
Una de las experiencias menos gratas a las que una persona podría enfrentarse en la vida, es la exclusión social o anulación social, es decir, sentir que no pertenece a ningún sitio o a ningún grupo de interés en el que pueda ser aceptado por otros. Es a partir de este momento que la persona registra un sentimiento de soledad.
Podemos entender el poder personal como un sinónimo de fuerza, capacidad, energía, dominio o en su forma verbal sencilla: ser capaz o hacer posible una acción. En cualquiera de sus interpretaciones, el poder personal, no funciona por defecto, hay que activarlo y luego orientarlo a un bien común; pues debe ser entendido como un valor y como una emoción compartida.